La experiencia de Maartje con la liposucción: «Por fin me he librado de las cartucheras que tanto me incomodaban».

La experiencia de Maartje con la liposucción: «Por fin me he librado de las cartucheras que tanto me incomodaban».

Durante años, Maartje convivió con una incomodidad que afectaba su autoestima: la forma de sus caderas. Aunque al principio no se veía recurriendo a la liposucción, con el tiempo descubrió que este paso podía ayudarla a sentirse más a gusto con su cuerpo. En este artículo, comparte su historia, desde sus dudas iniciales hasta la alegría que sintió al ver su resultado final.

Testimonio 29/04/2025

Mirar mi cuerpo con otros ojos

Durante mucho tiempo me sentí incómoda con la forma de mis muslos y caderas. Hay muchos nombres —no siempre amables— para esa grasa localizada a los lados de los muslos. Yo solía referirme a mis caderas como "demasiado anchas", y me frustraba que los pantalones nunca me quedaran como esperaba. En los probadores, siempre notaba que no encontraba el equilibrio: lo que me quedaba bien en la cintura, no lo hacía en las piernas... y viceversa.

Dietas y ejercicio: mi camino no fue fácil

Probé distintas dietas y dediqué muchas horas al gimnasio, aunque nunca fui fanática del ejercicio. Y, a pesar del esfuerzo, los resultados que esperaba no llegaban. Seguía sin sentirme cómoda con esa parte de mi cuerpo, lo que alimentaba mi inseguridad. Lo único que deseaba era poder vestirme y sentirme bien, sin estar pendiente de cómo se verían mis caderas o si llamarían demasiado la atención.

¿Liposucción? No era algo que hubiera considerado

Había escuchado hablar de la liposucción, aunque a veces de forma banal en programas de televisión. Yo no me identificaba con esa idea de "hacerse algo" como si fuera una moda. Pero un día decidí informarme mejor. Leer testimonios reales me ayudó a ver que no hay nada malo en buscar una solución si algo te afecta de forma profunda. Comprendí que, aunque cuidarse con dieta y ejercicio es importante, hay casos en los que eso no basta. Y que es válido buscar otras opciones si se hacen desde el respeto por una misma.

Una primera consulta sin compromiso

Leí opiniones muy positivas sobre Wellness Kliniek. Me llamó la atención que ofrecieran la posibilidad de una consulta sin compromiso: una oportunidad para resolver dudas, sin prisas ni presiones. Eso me dio confianza. Aunque la clínica estaba a dos horas en coche, tenía muchas ganas de ver cómo me sentía allí. Y unas semanas después, me animé a dar el paso. Literal y simbólicamente, crucé el umbral.

Una decisión personal y consciente

Para mí, haberme atrevido a ir a esa primera consulta fue todo un logro. Estaba un poco nerviosa, pero me sentí muy bien recibida. El médico me explicó con claridad todo el proceso. Aunque ya había leído información en la web, fue tranquilizador poder escucharlo directamente y resolver mis preguntas.

Me confirmó que la liposucción está pensada para casos como el mío, no para personas con un sobrepeso elevado. Con un IMC de 29,5, mi cuerpo no es delgado, pero gran parte de la grasa se concentra en las caderas y los laterales de los muslos. Me propuso tratar una zona simétrica para armonizar la silueta. Incluso mencionó la posibilidad de definir un poco más la zona de los glúteos, todo en una misma intervención.

Tomar la decisión

Salí de la consulta entusiasmada y, al llegar a casa, le conté a mi pareja que había decidido hacerlo. Aunque quizás habría sido bonito vivir esa primera experiencia juntos, sentía que necesitaba tomar esta decisión por mí misma. Él siempre me ha apoyado y me recuerda que me quiere tal y como soy, pero también comprendió que esto era algo que yo necesitaba para sentirme mejor conmigo misma. Y eso, para mí, fue lo más importante.

Una inversión en mí misma

El día de la intervención

La mañana de la cirugía estaba nerviosa, pero también con una sensación de tranquilidad. Había tomado una decisión por y para mí, con toda la información necesaria y el apoyo del equipo médico. Me sentí acompañada en cada paso. El personal de la clínica fue cálido y profesional, lo que me dio aún más confianza.

El procedimiento se realizó bajo anestesia local, y fue sorprendente lo rápido que pasó todo. Antes de darme cuenta, ya estaba en la sala de recuperación. Me sentía un poco adormecida, pero también aliviada y orgullosa de haber dado ese paso.

La recuperación: cuidarme con paciencia

La recuperación llevó su tiempo, como es normal. Al principio, tuve que tomarlo con calma, escuchar a mi cuerpo y dejarme cuidar. Usé una faja compresiva durante algunas semanas, como me indicaron, y seguí todas las recomendaciones médicas.

Lo más importante fue aprender a ser paciente conmigo misma. No todo se ve al instante, y el cuerpo necesita su tiempo para adaptarse y sanar. Pero cada pequeño avance me hacía sentir más fuerte, más segura.

¡Más feliz que nunca con mis hermosas caderas y muslos!

Volver a mirarme con amor

Dicen que el resultado final de la liposucción es visible al cabo de unos 6 meses. Yo lo vi enseguida, por supuesto, pero el cuerpo necesita tiempo para adaptarse a las nuevas formas. Ya han pasado unos 8 meses y estoy más contenta que nunca. Noto que realmente me siento mejor en mi piel y ahora me pongo contenta cuando me miro en el espejo en vez de triste. Ha sido una de las mejores decisiones de mi vida. Echando la vista atrás, dudé durante mucho tiempo de si me sentaba bien, pero echando la vista atrás lo volvería a hacer sin pensármelo dos veces. Por fin puedo ir de compras con todo el mundo, sin avergonzarme de que ninguno de los pantalones me siente bien. Y eso me hace más feliz que nunca.

Pasados unos meses, comencé a ver los cambios con más claridad. No solo en el espejo, sino en cómo me sentía al vestirme, al caminar, al mirar mi reflejo con una sonrisa. No se trataba de alcanzar un ideal de belleza, sino de recuperar la conexión con mi cuerpo y sentirme bien en él.

Para muchas personas, la cirugía estética puede parecer superficial. Pero cuando se vive desde el respeto, la autonomía y el deseo de estar en paz con una misma, puede ser un acto profundamente empoderador. En mi caso, lo fue.

Una decisión que volvería a tomar

Hoy, mirando atrás, sé que tomé la decisión correcta. No porque haya cambiado quién soy, sino porque me ayudó a reencontrarme conmigo misma. La liposucción no fue una solución mágica, pero sí una herramienta para acompañarme en un proceso de autocuidado y transformación personal.

A todas las personas que estén pensando en algo parecido, les diría: infórmate bien, escúchate, rodéate de profesionales en quienes confíes y, sobre todo, hazlo por ti, no por cumplir expectativas ajenas

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